Algunos Manueles Pachecos (II)
Los únicos temas escritos por mí que aparecen en Spotify son dos canciones en las que adapté melodías del cancionero popular asturiano. Pertenecen a un disco en el que hice de arreglista en casi todas las pistas, aunque estas dos son las únicas que tienen contenido original mío y que puedo considerar “de mi autoría”. En cualquier caso, no aparezco acreditado en ellas, y tampoco en el cd físico hay apenas rastro de mi nombre. Sí que aparezco como pianista en otro disco de música asturiana; en concreto, en una pista instrumental que recrea un baile tradicional y que, cuando he interpretado en directo, siempre contaba con una coreografía ad hoc por parte del cantante al que acompañaba.
Cierto Manuel Pacheco es el autor de una canción llamada “Pasión suicida” que, sinceramente, es un temazo:
Adiós, que te vaya bien.
Es mi último deseo, no tengo más que ofrecer.
De tanto tener casi que quedo en la ruina,
yo, que me creía importante,
yo, que me creía en la cima.
Menos mal que unas personas de esas que a uno lo animan
vinieron a darme aliento y a levantar mi autoestima.
Por otro lado, la canción más escuchada de un tal Juan Manuel Pacheco es una cumbia que también me gustaría haber escrito. En su día escribí una cumbia para piano, durante una época en la que escuchaba en bucle una playlist con obras maestras del género. Iba a tener oportunidad de rescatarla y adaptarla para un concierto en octubre, pero el proyecto acaba de cancelarse así que seguirá un rato más guardada en el cajón.
La búsqueda de mi nombre completo, Manuel Pacheco Sánchez, no arroja ningún resultado en Spotify. Sí que encuentro a alguien con ese nombre que se dedica a la medicina china en un pueblo de Andalucía. Entre las disciplinas que practica están el biomagnetismo celular, la moxibustión y la sanergía. Me gusta tener tocayos con talento, me hace sentir que alguna vez llegaré a hacer algo importante. Entre mis encargos musicales más recientes se cuentan un arreglo de “Mi gran noche” para coro y banda, y otro del himno del Real Madrid para cuarteto de cuerda y órgano. Creo que voy camino de lograrlo.
Resulta que lo de de mirar en el DNI cuánta gente hay con tu mismo nombre es un bulo. Uno de esos chascarrillos que era divertido ir repitiendo de pequeño y que ahora ya no es posible mantener, como lo del corte de digestión si te bañabas después de comer o la gente desmayándose en los cines durante las películas de terror. No puedo saber cuántos Manueles Pachecos somos, aunque eso hace más entretenida la búsqueda. Manu Pacheco, por ejemplo, ha lanzado recientemente una serie de singles con un rollo house que hace pensar que dentro de poco llegará su primer disco.
Me preocupa que la mayoría de Manueles que conozco están calvos o en proceso de quedarse calvos. Incluido mi abuelo, lo que que no augura nada bueno. ¿Seré yo el siguiente? ¿Funcionarán la biotina de Mercadona o los champús de Pilexil? ¿Será suficiente con el minoxidil? Is this TV show my friend? No me importa cumplir años, las canas, las arrugas o el flotador, pero la calvicie es una frontera que me resisto a cruzar. Tampoco es que pueda hacer nada el respecto, no tengo dinero para los implantes ni nada por el estilo (algo como lo de Andrew Garfield, que se ha puesto la línea de la frente en las cejas). Para encontrarme en su lista de clientes, en la peluquería del barrio siempre me piden el segundo apellido: “Manuel Pacheco… ¿qué mas?”. Esto me da a entender que hay otro Manuel Pacheco (y uno vecino) que se corta el pelo allí de manera regular y que, por tanto, tiene pelo para cortarse. Aún queda esperanza.